Cuando nosotros nacemos en este mundo, nuestra mente y
corazón son como un recipiente, donde todos nacemos limpios y vacíos de
cualquier entendimiento o conocimiento. Ahora el destino que tiene cada ser
humano, normalmente está sujeto al comportamiento humano de sus padres y
entorno donde se desarrollará hasta la etapa adulta.
Y es aquí, donde heredamos las bendiciones o las maldiciones, por parte de nuestros padres, y si nuestros padres fueron edificados en
sanas doctrinas, en los caminos e instrucciones de nuestro Creador, obviamente
seremos engrandecidos y prósperos, como dotados de sabiduría para vivir llenos
de felicidad, estabilidad, comunión, salud y llenos de amor de uno por el otro,
donde todo ser humano está en igual condición y pueda ser solidarios por la misma
especie y el mundo que lo rodea.
Esto es lo que ÉL declara, ser perfectos y es lo que
entendemos que, el reino de los cielos ha descendido sobre nosotros, como
también morir para volver a nacer, el nacimiento del nuevo hombre, es decir su
voluntad sobre nosotros en éste mundo. No tiene nada que ver de ir al cielo. Por
esta razón las religiones en el mundo son dañinas, porque tuercen la realidad y
el propósito de su voluntad que está representada en su palabra.
Lo que quiere decir entonces, es que, nosotros estamos muertos
delante de ÉL, si éstas sanas doctrinas no permanecen en nosotros como regla de
conducta o normas de supervivencia. Donde nuestras obras y acciones estimulen a
un patrón de conducta que cambiará la forma de vida en éste mundo, a la misma
especie desde el momento en que nace. Esto es lo que ÉL llama, erradicar el mal
de la humanidad (purificación), para permanecer en el mundo venidero, es decir, en las nuevas generaciones que
heredarán la tierra por siempre, conocido como la eternidad. También identificado
por ÉL como cuerpos incorruptibles, transformados.
El Shabbat, para ÉL representa todo eso, el milenio, el
momento donde ya todos deben estar transformados y edificados con la mano de
Elohim, donde su voluntad o su palabra permanecerán en nosotros desde el
momento en que nacemos y antes por medio de nuestros padres. El Shabbat
representa la meta de ÉL sobre nosotros, donde dejaremos nuestra condición
animal, para ahora estar sujeto a su imagen y semejanzas, el hombre perfecto
dotado de sabiduría para permanecer y heredar la tierra por siempre.
Por esta misma razón ÉL descansa de toda su obra ese día o
momento, ya que nosotros vivimos conforme a su voluntad ya no hay castigos, ni
juicios, ni aflicciones.
Es por esta misma razón, que debemos sufrir las
consecuencias de nuestras acciones y que nadie es salvador de nadie, sin embargo
siempre estará la puerta abierta a la rectificación. Esto es lo que ÉL declara
como Teshuvá, volverse de sus caminos de iniquidad. El ser humano en el mundo
actual, estará lleno de injusticia, aflicciones, desgracias, enfermedades,
asesinatos y para de contar, hasta que entienda y reconozca que ha vivido equivocado
y solo ha vivido para su propia autodestrucción. Todo este tiempo de aflicción
es necesario, como lo fue para yisra’ÉL bajo el dominio de Egipto sobre ellos.
Cuando todos en el mundo empiecen a unirse en un mismo
sentir y a gemir, a invocar desde lo más profundo de su alma al Shaddai,
pidiendo misericordia y perdón, ese día será el principio de la salvación del
mundo y la especie humana sobre la tierra. El deseo de cambiar y rectificar en
nuestra mente y corazón por una esperanza a un mundo mejor, es lo que ÉL
declara, ÉL en nosotros. Las manifestaciones y el deseo con todas tus fuerzas
de su voluntad en nuestros corazones, será la fuerza o fortaleza incomparable
de luchar contra quien sea por un mundo mejor, y esta parte ÉL lo declara como
la tribulación. No hay salvación sin sacrificios, para lograr la libertad plena
hay que luchar hasta el final. Esa doctrina errada, de que seremos arrebatados
o llevados al cielo antes de la tribulación, es totalmente falsa.
Y es aquí donde nosotros pactaremos con ÉL, de manera
voluntaria y entregados completamente, para que sea nuestra meta y único Elohim
por siempre. Ya que ÉL representa la vida, la felicidad, la armonía, la
estabilidad, el bien, la justicia, la salud, la bendición, como la vida y la
supervivencia de la especie humana en la tierra. Esta parte, es declarada por
ÉL como la ofrenda voluntaria y completa a ÉL.
Ahora, queda uno de los pasos más importantes de nosotros
para permanecer con ÉL y en el mundo venidero, y esto tiene que ver con las
condiciones que sujetan dicho pacto, la Torah. Todo lo logrado por el hombre
nuevo, se pierde nuevamente si no permanece en sus instrucciones dadas por ÉL.
ÉL conoce la historia, y el que conoce la historia
normalmente aprende de ella, ahora yo les pregunto a ustedes, ¿tú conoces la
historia?
Por esta misma razón, vivimos equivocados en el mundo y
siempre chocamos con los mismos errores que nos autodestruye. “Mi pueblo
perece, por falta de conocimiento, por ignorante, por falta de entendimiento”.
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